Construida con «líquidos lentos» como el sirope, tortugas que caminan a paso de ídem, helados que deben descongelarse, relojes, hierba que ha de crecer con calma y un largo etcétera llega esta máquina de Rube Goldberg –como tal, perfectamente inútil aunque relajante– necesitó 6 semanas, 3 días, 7 horas y 2 minutos para completar el recorrido.