Una anécdota conocida de una forma u otra por muchos, la de un dependiente (no el “típico chino cabrón”) que se harta de los ladrones habituales de su comercio y lleva el último hurto menor a mayores instancias. La de un cliente fraudulento que en vez de asumir su responsabilidad y su culpa se enroca e intenta acusar precisamente a aquellos a los que ha robado. Pero en realidad, y según el relato de la protagonista, la trama se ha complicado y mucho.