Su familia “original”, en Tamaulipas (México) lo bautizó como Pixi y llevaban conviviendo con el animal por más de dos años. Sin embargo, un día, el gato salió de casa como solía hacerlo y cuando regresó tenía un collar nuevo. Claramente, su familia se llevó una gran sorpresa al ver este distintivo, sospechando así que el pequeño Pixi tenía otro hogar.