El silencio solo es interrumpido por el murmullo del agua que discurre por el cauce del Eume, el azotar del aire contra las ramas de los árboles, el crujir de las hojas que yacen yermas en el suelo, el cantar de los pájaros que se esconden entre la frondosidad de robles, castaños, abedules y fresnos. Un silencio que aún no siendo completo emana tranquilidad. Un silencio que nos invita a la reflexión y al goce de nosotros mismos.