Después de tanto tiempo sin confiar en una mujer me vine a enamorar de la peor. Al principio, fue lo máximo no lo niego, después de un tiempo solo me quedo de ella esa sensación de haberle pagado por cada gesto lindo, por su tiempo y su compañía. Es fácil pagarle a una prostituta cuando sabes que lo es y que te está ofreciendo un “servicio”. Qué difícil es asimilar que estás con una que nunca te dijo que cada cosas que hacía contigo tenía precio. M.V. es su nombre, si llegas a estar con ella, prepárate, no es gratis.