Una de las escenas más inquietantes de El séptimo sello, una obra maestra cinematográfica de 1957, convertida en un clásico, del director y guionista sueco Ingmar Bergman. Bergman plantea una compleja alegoría de símbolos y personajes en El séptimo sello, quizás respondiendo a la época en que se filmó, en la cual la humanidad estaba bajo la amenaza de destrucción nuclear.

El Dies irae de Mozart suena como alguien piensa que sería ese día de la ira. La versión de Verdi suena como un verdadero día de la ira, el día del juicio de Dios. Dirigida por Yannick Nézet Séguin, la orquesta y el coro del Metropolitan Museum of Art.