Las nuevas generaciones no le pegan a la mandanga ni a la lejía, sino a los Hot Cheetos. Sin mesura, eso sí, como si no hubiera un mañana. El rapero californiano Lil Chan ha sido ingresado en el hospital de Nueva York por sobredosis de Cheetos Flamin’ Hot: “Sólo quiero que todos sepan que estuve en el hospital no debido a ninguna droga, sino porque comí demasiados Hot Cheetos. Tengan cuidado, son una droga del demonio”, explicó en un vídeo en Instagram.

Las productoras Fox Searchlight y DeVon Franklin han anunciado que llevarán a las pantallas la historia de Richard Montanez, un humilde hijo de inmigrantes que se convirtió en un poderoso hombre de negocios tras crear los Flamin’ Hot Cheetos, un sabor de los famosos Cheetos. La película se llamará“Flamin’ Hot”.

Los recientes datos aportados por ArcView Market Research y NewFrontier Data, dos empresas dedicadas al ámbito de los estudios de mercado cannábicos, respaldan esta visión. Según las compañías, el año pasado los estadounidenses gastaron alrededor de 5.400 millones de dólares (alrededor de 4.700 millones de euros) en marihuana legal para objetivos medicinales y recreativos. Lo más sorprendente y divertido es que, según esas cifras, el dinero invertido en marihuana por los habitantes de EEUU supera al gastado para comprar Cheetos o Doritos.

Tras enfrentar una larga batalla legal con un niño de ocho años que denunció el supuesto borrado de un “tatuaje” de regalo, Cheetos incluirá un tatuador profesional en cada una de sus bolsas a partir de ahora, prescindiendo de las tradicionales calcomanías.