ara ello, utilizó los códigos incluidos en los recibos de McDonalds para dirigirse a una encuesta de satisfacción. Una vez aquí, le pidió a ChatGPT que escribiera un texto relatando una experiencia horrible al pedir una hamburguesa y que lo hiciera en menos de 12.000 caracteres. Y, tras adjuntar dicha reseña negativa, McDonalds se puso en contacto con él y le ofreció vales de compensación.

Según los expertos de OpenAI, el algoritmo ha incorporado aspectos comunicativos «de una complejidad inconcebible hace unos meses», entre los que se encuentran la picardía y el remoloneo. «Ahora, cuando recurres a ChatGPT, puede que esté de buenas o puede que no. Igual que cuando acudes a un ser humano», explican.

La aparición masiva de libros escritos por una Inteligencia Artificial está empezando a descontrolarse. O lleva tiempo en ella. La llegada de ChatGPT propulsó lo que ya era factible usando la API de GPT desde un tiempo atrás, solo que con ChatGPT se hizo muchísimo más fácil y accesible: dejar que un bot escriba por nosotros.

Entre las peticiones, los ingenieros han localizado la que ha hecho que el programa colapse: “Hola soy yo me han dicho que tú me puedes dar un discurso bastante largo pero que no aburra y que sea emocionante y donde diga que no soy presidente porque no quiero no porque no puedo y que soy el ganador pese a no haber sido realmente ganador porque ha ganado otro que en realidad no es el ganador sino el perdedor”. Desde OpenAI creen que el “ataque” ha sido un acto “vandálico” llevado a cabo por gamberros organizados que solo buscan confundir a la IA

La trama del episodio gira en torno a la utilización de las IAs para enviar mensajes de amor. Stan, uno de los protagonistas, comienza a usar ChatGPT para hablar con Wendy, su novia, por chat. El modelo de lenguaje comienza a redactar los mensajes y la chica, al leerlos, se ilusiona. Sin embargo, Stan deja de saber de qué habla Wendy cuando quedan en persona porque no lee las conversaciones.