Pese a la recepción que ha tenido en festivales europeos, la nueva cinta de Alejandro González Iñárritu insiste en jugar con la verdad y la mentira. Su biografía emocional cuestiona los mitos sobre los que está fundado el país y sus vicios más arraigados. Cuando corrió la voz de que Alejandro González Iñárritu situaría en México su séptima película, nadie imaginó hasta qué punto exploraría temas como la vuelta al origen, la identidad nacional trastocada y el costo de ser el director mexicano más relevante del nuevo milenio.