Impactante escena final de 'Senderos de Gloria', donde el genio Stanley Kubrick pilló a todos por sorpresa llevándolos al territorio de las lágrimas como nunca lo había hecho una película de guerra y como jamás volvería a hacerlo. Todo un despliegue de talento para elevar las cotas de grandeza de esta obra maestra del cine bélico (o, mejor dicho -como nos debe quedar claro con este final-, del cine antibélico).