Al poco rato desde que me acosté empiezan ha despertarme los ronquidos, por lo menos hay cuatro roncando como bestias en la habitación, que además resuena como si estuviéramos dentro de un tambor. Los tapones de los oídos se me han olvidado dentro de la mochila. Consigo medio dormir un rato más en la cama hasta las cinco, pero ya no aguanto más y me levanto. Todas las cafeterías están cerradas así que empiezo a caminar sin nada en el cuerpo...