Un loro al que su dueño daba por perdido, después de cuatro años sin haber podido encontrarlo, regresa a su casa habiendo olvidado su inglés y con un perfecto acento español. El loro había vuelto ladrando como un perro, diciendo en español: "Soy de Panamá", "¿Qué pasó?" y mordiendo a su dueño cuando éste quiso cogerlo. Pero aún así, el amor incondicional a su mascota no evito que el propio dueño derramara unas lágrimas.