"¡Yo no debería estar aquí", grita un impolutamente trajeado Miguel Blesa (Albert Pérez) mientras varios afectados por las preferentes le conducen no a una celda sino al escenario del teatro Poliorama. Allí esperan dos mesas de ejecutivo y una pantalla en la que el espectador asiste a la obscena orgía de prepotencia, incompetencia, impunidad, despilfarro y trapicheos, con estancias en hoteles de lujo, safaris, sueldos, dietas y pensiones millonarias, caviar...