Las entradas se venden como churros, mujeres de todas las edades se agolpan en las colas de las salas donde se proyecta la película. Leo también en los periódicos que la recaudación del film no deja de aumentar de forma obscena. Yo, haciendo de tripas corazón y riñéndome a mí misma por contemplar la escena de forma condescendiente, me digo que, oye, igual me sorprende la historia, que aún no la he visto; ¿que he leído críticas devastadoras?