Los ultras no tienen muy buena reputación. Eso es así. En lo personal, Dennis es como un pitbull al que le han dado de comer recientemente: potencialmente peligroso, pero aparentemente tranquilo. Tiene más de 40 años y es un ultra que sigue al Dynamo de Dresden, un club del este de Alemania que pertenece a la segunda división de la Bundesliga. "No pienso que sea bueno hacer daño a la gente, pero dar hostias es una de las cosas que más me gusta en la vida", admitió.