Katy Ann Gilmore es una artista basada en Los Ángeles. Es licenciada en matemáticas, por lo que no es difícil ver de dónde saca la mayor parte de su inspiración: sus obras son muy detalladas, rítmicas y simétricas, muy parecidas a una ecuación elegante.

En muchas ocasiones, viajando en nuestro coche, hemos divisado en zonas altas, estratégicas, y en diferentes estados de conservación unas torres de planta cuadrada, de unos siete metros de lado y casi doce de alto. Diseñadas por J.M. Mathé Aragua, ingeniero militar y coronel del Estado Mayor, eran la base de un ambicioso proyecto de comunicación basado en la telegrafía óptica, que fue diseñado en 1844 por la Dirección General de Caminos y cuyo objetivo era configurar una red telegráfica que enlazara Madrid con todas las capitales de provincia.

Es una ilusión óptica de movimiento inducido. Las personas van bajando a una velocidad casi constante y en la misma dirección por una de las columnas del estadio. A esto se suma que las personas de la calle se mueven en la dirección contraria. El efecto se completa por la forma en espiral de la columna.

Un estudio realizado en la Universidad de Chukyo, en Japón, ha descubierto una nueva ilusión óptica denominada “ceguera a la curvatura” que podría revelar detalles interesantes sobre el funcionamiento de nuestro cerebro.

Una empresa británica ha creado un pasillo con un gran efecto óptico. La Casa Ceramica utilizó una ingeniosa combinación de azulejos blancos y negros para hacer que el suelo parezca peligroso.

Han sido elegidas en el The Illusion of the Year Contest, que se celebra desde 2005. La impulsora es Susana Martínez-Conde, una española que dirige el Laboratorio de Neurociencia Integrativa en la New York State University.