La tecnología nos hará libres. Y puede que también nos deje cada vez más solos. Es el signo de los tiempos. El producto de ese turmoil electrónico que hace que nuestra vida diaria esté cada vez más mediada por todo tipo de gadgets y pantallas que nos devuelven el eco de nuestros propios pensamientos. Es la rutina individual elevada a la categoría de gran espectáculo social. Un espectáculo digital infinito, incesante, que convierte la realidad en poco más que un trampantojo, redefiniendo el alcance de los sentidos y nuestros propios deseos.

¿De cuántas formas crees que es posible escribir Jean-Claude Van Damme?

En el ya clásico film de 1987 que dio inicio a la franquicia de Predator, se suponía que Jean-Claude Van Damme iba a ser el especialista dentro del traje del cazador alienígena. Pues bien, a medida que avanzaba el rodaje, el entonces desconocido Van Damme no paraba de quejarse y manifestaba siempre que podía su odio a un papel que le parecía humillante.

Depredador se ha convertido en uno de los monstruos por excelencia en la historia del cine, pero antes de adoptar la imagen que todos recordamos hubo un diseño previo con el que si hicieron varias pruebas. Jean-Claude Van Damme era quien le daba vida enfundado en un traje rojo para posteriormente hacer el efecto de invisibilidad. Todo el mundo tiene un comienzo.