La avalancha de visitas en la web de las XXX Jornadas del cabritu de Laviana (Asturias), celebradas el fin de semana pasado, pilló verdaderamente por sorpresa a sus promotores. Sabían que su especialidad está de vicio, pero no se esperaban que, de la buena mesa, el cabrito pasase a entrar por la puerta grande en el mundo de la pornografía en internet. La noticia de la celebración del evento acumuló, sin campaña previa más que la habitual, cientos de miles de visitas en unas horas.¿La razón para tal sindiós? El inefable algoritmo de Google.

Usaron entidades falsas para obtener los derechos de películas porno (algunas que de hecho grabaron ellos mismos) que luego subían a sitios de P2P para que los usuarios las bajasen y poder demandarles después, lo que hicieron con cientos de usuarios de los que sólo tenían la IP. Mediante el proceso legal de "descubrimiento" los ISPs facilitaban los datos de los subscriptores, que utilizan para mandarles cartas intimidatorias y exigirles un pago de entre $3,000 y $5,000 para retirar la demanda antes de llegar a juicio.

En 1995, la corte australiana aprobó una normativa sobre el contenido adulto visible en las publicaciones en papel. Las revistas no pueden mostrar el pene erecto y la exhibición genital tiene que ser “discreta”. Para paliar la normativa australiana, una asociación de mujeres ha promovido una web en la que se pueden consultar los tipos de vulvas que existen, para que las chicas vean imágenes de su cuerpo representadas de forma natural.