En Hamburgo hay una calle a la que todos van para pasarlo bien. Se llama Reeperbahn, está en el céntrico barrio de Sant Pauli y recibe unos 20 millones de visitantes al año, muchos de ellos turistas. Eso significa muchísimos borrachos haciendo sus necesidades en la calle. La situación se ha hecho tan insostenible que los vecinos se han organizado para contratacar. Y lo han hecho por la vía de la venganza: han pintado los muros de la zona con una pintura especial, normalmente usada para barcos, que repele los líquidos.