Tras la dimisión de Íñigo Errejón, acusado de abusar sexualmente de varias mujeres, la izquierda española sigue manteniendo la esperanza de que el exdiputado fuera un policía infiltrado que estuviese investigando a los grupos progresistas desde dentro. “Su manera de proceder es más propia de un policía infiltrado que de un líder progresista”, se defienden desde la izquierda española. “Un político que ha fundado dos partidos progresistas jamás cometería los abusos que él ha cometido, esto claramente viene de las cloacas del Estado”, insisten.