No tengo palabras y no creo que las haya, para definir lo enorme de esta obra. Está en lo más alto de lo que llamamos música grande. Es abrumadora y te destroza como a un muñeco de trapo. A veces no puedo escucharla porque su intensidad y belleza, me genera un gran estado de ansiedad y tengo que pararla. Me ocurre lo mismo con algunas obras de Bach y Beethoven. Pensaréis que exagero pero a mí me pasa eso cuando escucho música de tal brutalidad.
La obra es un anónimo español y pienso es que renacentista. Está interpretada magistralmente por la soprano Montserrat Figueras y Jordi Savall. Dejo la letra y os animo a leerla al mismo tiempo que la escucháis, es una gozada.
No hay que decir el primor
ni con el valor que sale,
que yo sé que es la zagala
de las que rompen el aire,
que yo sé que es la zagala
de las que rompen el aire.
Es tan bizarra y presumida,
tan valiente y arrogante
que ha jurado que ella sola
ha de vencer al dios Marte,
que ha jurado que ella sola
ha de vencer al dios Marte.
Si sabe que la festejan,
las florecillas y aves,
juzgará que son temores
lo que hacéis por agradables,
juzgará que son temores
lo que hacéis por agradables.
Muera con la confusión
de su arrogancia, pues trae,
por blasón de la victoria,
¡rayos con que ha de abrasarse!
¡rayos con que ha de abrasarse!
No hay que decir el primor
ni con el valor que sale,
que yo sé que es la zagala
de las que rompen el aire,
que yo sé que es la zagala
de las que rompen el aire.