Dos explosiones han sacudido este lunes la ciudad de Qatif, en el este de Arabia Saudí, área mayormente habitada por miembros de la minoría chií en el país. Poco después de estos ataques, otro suicida ha detonado su carga en las proximidades de la Mezquita del Profeta en Medina, según el canal saudí Al Arabiya. La localidad, ambién en Arabia Saudí, es la segunda ciudad más sagrada del Islam.

Con tan solo 14 años de edad, Omar Qatifaan se ha convertido en el periodista ciudadano asesinado, más joven de la historia. Tal y como nos cuentan desde Global Voices, el joven falleció el pasado 21 de mayo mientras cubría los enfrentamientos entre el Ejército sirio y el Ejército rebelde Libre en el sur de Daraa, Siria, cerca de la frontera con Jordania.

En los últimos meses se han repetido los enfrentamientos entre las fuerzas de seguirdad y los civiles en la misma provincia. Según el ministerio de Interior saudí, las fuerzas de seguridad se han enfrentado a 'pistoleros al servicio de potencias' extranjeras, aunque estas informaciones no han podido ser contrastadas por fuentes independientes.

Un tribunal saudí ha condenado a una víctima de violación a 200 latigazos y 6 meses de cárcel. La indignación que ha suscitado es compartida también por muchos saudíes impotentes ante un sistema judicial que ignora los derechos humanos más elementales. Pero no es el único. En todo Oriente Próximo, las leyes y las sociedades están impregnadas de una visión patriarcal del mundo que responsabiliza a las mujeres de los abusos de que son objeto, haciendo casi imposible que éstas los denuncien.