Ussía fue un niño bien. Lo decía él en un artículo reciente, en el que añoraba, nostálgico, sus años en la mili: "De recluta (...) limpié muchas letrinas. De pollo de barra a limpiador de letrinas. Me vino muy bien. De bailar con inigualable armonía y agilidad el vals en las puestas de largo, a barrer el suelo de mi compañía...". La mili le "vino muy bien" para muchas cosas: "De ser alguien en el reducido círculo familiar y amistoso a pertenecer a lo más bajo de la clase social de aquellos tiempos; no se podía ser menos que un recluta".