Esta es la realidad a la que se enfrentan a diario los alcohólicos en proceso de recuperación. Una sociedad que no comprende sus necesidades y que hace de su adicción un estigma. Para muchos de ellos, el acompañarse unos a otros en este camino que no tiene fin es la forma más efectiva de transitarlo sin recaídas.
El consumo excesivo de alcohol, como todos conocemos, destruye las neuronas, pero naturalmente ataca a las neuronas más lentas y débiles en primer lugar.