La vida se hace caminando, no tenemos esa conciencia de haber hecho mil conciertos. Tampoco la teníamos cuando empezamos, porque pensábamos en tocar solamente en el local de un amigo y volver otra vez al pueblo abandonado donde ensayábamos a seguir divirtiéndonos los fines de semana. Teníamos nuestros sueños, pero la mayoría de las veces no se cumplen, aunque no por eso uno debería dejar de soñar. Ahora, de repente, nos vemos con treinta y tres años a base de tocar, porque Los Suaves siempre hemos sido un grupo de directo.