El vertedero de basuras de Andilla, una pequeña localidad de la serranía de Valencia, estaba bajo sospecha desde hacía varios meses; un juez lo investiga desde principios de enero; antes, lo había hecho la Fiscalía, que interpuso una denuncia porque el depósito de residuos era ilegal. La visita, el pasado lunes, de los agentes del Seprona de la Guardia Civil y del perito ecotoxicólogo, enviados al lugar para comprobar la toxicidad de los vertidos, disparó todas las alarmas.