Al pequeño pueblo ourensano de Aceredo, como al Titanic, se lo tragó el agua. Como un barco a la deriva del progreso, a este pequeño pueblo y a otras cinco aldeas cercanas no los arrastró al fondo un bloque de hielo, sino el contrato entre una empresa hidroeléctrica portuguesa y dos dictadores. De aquel Aceredo no quedó nada más que litros y litros de agua procedentes del embalse de Lindoso y los vecinos, que vivirían para siempre en la memoria del exilio.

Los vecinos de Lobios recuerdan cómo fue el proceso de creación de su embalse, donde recientemente quedó al descubierto una localidad sumergida bajo las aguas del pantano (www.meneame.net/story/aldea-emerge-tras-20-anos-bajo-agua-ourense). Nacido de un pacto entre Franco y Salazar en los años 50, la expropiación se hizo en 1991 entre fuertes protestas vecinales. Fue necesario desmontar una iglesia y un cementerio; el llenado por sorpresa atrapó a algunos vecinos, auxiliados por la Cruz Roja, y las aguas se llevaron gallinas o gatos.

El resurgimiento de Aceredo "el antiguo" se debe a una bajada en el caudal de la vecina presa de Lindoso, en territorio portugués. Las viviendas de aquel viejo asentamiento que quedó sepultado por las aguas de esta balsa han quedado totalmente al descubierto. Desde la construcción de la presa, nunca se había visto una estampa similar a la actual, "con las casas prácticamente a...