"Me cuesta admitir que los anagramas puedan descifrar la identidad o las inclinaciones de las personas a partir de alguna virtud de su nombre, indemostrable y sólo imputable a la superstición, es decir, a la supervivencia de alguna remota creencia mágica..." Así que no dejo de sorprenderme con el anagrama que descubrí en una de mis incontables horas de aburrimiento, combinando sobre la superficie de este capitel, único ser del mundo que me aguanta, las letras que forman el nombre y primer apellido de JOSÉ MARÍA AZNAR.