Para Esteban, el sábado 23 de noviembre era un día normal de trabajo en Patio Bonito, en el suroccidente de Bogotá. Había llegado de Venezuela a Bogotá hacía 11 meses, y vivía con su esposa colombiana. Como "nunca había tenido problemas judiciales, ni en Venezuela ni en Colombia”, se sentía seguro. Esteban ya tenía un "puestico” en donde reparaba celulares y vendía cargadores. Ya ambos pensaban en traer a su hijo de Venezuela, para conformar una familia binacional, junto con la hija de su esposa colombiana. Esteban, como los demás 58 ciudadanos