"El laboratorio reproduce la interacción de la luz, bien solar o de cualquier otra estrella, con la nube de polvo que nos interesa", explica Olga Muñoz, investigadora del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) que lidera el proyecto. Las características del laboratorio, únicas en el mundo, permiten relacionar las propiedades físicas de las partículas de polvo (tamaño, geometría, composición y estructura) con la luz que dispersan.