(2001) Si unos se amparan en la “intertextualidad”, otros niegan la mayor. A vueltas con la tradición y la originalidad, El Cultural plantea hoy a críticos, escritores y editores dos cuestiones: ¿Dónde empieza el plagio y terminan intertextualidad y tradición? y si ¿alguna vez ha sentido la tentación de plagiar?, en caso de los escritores. Como crítico, ¿se ha encontrado alguna vez con un plagio evidente? Como editor ¿alguna vez ha tenido que rechazar o sugerir alguna modificación en un original por reconocer en él un plagio?

Cada época tiene una música que lo identifica y caracteriza y la nuestra es, no cabe duda, el reggeaton. Denostado por los puristas, este género musical se enfrenta a las mismas críticas que en su momento encontraron el rock, el rap o el blues. Básicamente, la misma cortedad de miras, la misma resistencia que la humanidad pone siempre a los cambios que la conducen hacia delante. Porque el reggeaton está lleno de vida, está lleno de contenido, y si crees que no, tranquilo, que aquí he venido yo a demostrártelo.

¿Qué te suena algo esa canción? ¿Dónde la habrás escuchado antes? ¿Puede que fuera otra parecida? Sí, claro, ya la identificas. ¡Vaya cara...! Pues bien, a lo largo de la historia del rock lo de utilizar la música de otros para crear canciones que se firman como propias ha sido, digámoslo así, bastante habitual. Llámalo influencias u homenaje, en el mejor de los casos, o pirateo

[c+p] "Un drama lorquiano cala en la cultura africana [...] Una decena de jóvenes actores de un barrio pobre de Nairobi ensayan Bodas de sangre, una obra teatral del poeta y dramaturgo español Federico García Lorca en la que encuentran similitudes con las costumbres y tradiciones africanas [...] El drama de los años treinta está ceñido por la violencia, la pasión y la muerte, habla de clanes rivales, de enemistades antiguas y de relaciones prohibidas..."

Una nota sobre un partido de la segunda división de Argentina. Les propongo descubrir con qué cuento de Borges dialoga este texto.