Ser campeón del Mundo, es decir, el mejor de todos los seres humanos en lo que haces, y recibir un estruendoso abucheo. Otro más. Como cuando sales por el túnel. Como cuando eres presentado. Como cuando te cuelgan la medalla subido al podio. Así sucede desde hace siete años. Y asi sucederá durante el tiempo que le dure la cuerda a Justin Gatlin.

Usain Bolt corrió este sábado en el Mundial de Londres su última carrera de los 100 metros lisos y cuando todo el mundo daba por hecho que logaría su duodécimo oro en una cita de este tipo, no sólo no ganó, sino que acabó tercero por detrás de Justin Gatlin, oro, y Christian Coleman, plata.

Superó el récord mundial de 9,58 que ostenta el jamaicano haciendo 9,45 en un reto para la televisión japonesa. Pero su historia tiene trampa: fue ayudado por unos ventiladores gigantes que le hicieron correr 20 m/s.

Un entrenador dio a Justin Gatlin una inyección que creía era de vitamina B12 dos semanas antes de que el plusmarquista mundial de los 100 metros diera positivo. Si es que, quién no se ha equivocado alguna vez...