Tanto la piel del cuello, como los huesos y cartílagos que lo apoyan, se desarrollan a partir de los arcos branquiales. Estos tejidos de la fase embrionaria evolucionaron para convertirse en los soportes branquiales de los peces, pero ahora dan lugar a múltiples estructuras en orejas y cuello de vertebrados terrestres.
“Estos cambios en el desarrollo de los arcos branquiales muestran cómo la evolución es capaz de “reciclar” estructuras antiguas y convertirlas en nuevas formas con diferentes funciones”.