No es el relato de una joven violada en la calle, es la imagen de los días que fue detenida e incomunicada Sandra Barrenetxea a manos de la guardia civil. Es la enésima víctima de las cloacas del Estado, que actúa impunemente amparado por la Ley Antiterrorista y un sistema judicial heredado del franquismo, ante el silencio de medios, tertulianos, y falsos progresistas que aparecen escandalizados por la vulneración de los derechos humanos en Sáhara-reales y que hay que denunciar, evidentemente-mientras obvian lo que pasa a su lado.