Son civiles –aunque entre ellos podríamos hallar a no pocos oficiales de la inteligencia marroquí e incluso a miembros de organizaciones yihadistas– que han llegado hasta la reja que separa el territorio español del de Marruecos. Pero también forman parte de un calculado plan de invasión camuflada que Rabat lleva hace años llevando a cabo y que ahora ha decidido llevar al límite. El reino alauita procede siempre del mismo modo. Tira una piedra. Si no pasa nada, tira dos. Y así sucesivamente.

En un debate televisivo en Qatar se han planteado si hay que exterminar a los alauitas."El resultado de nuestra encuesta "¿Considera usted que los alauitas están haciéndose merecedores de un genocidio?"El 96,20% dice que sí, el 3,80% que no.Algunos de mis espectadores me han escrito para decirme que esta es una pregunta muy floja.Que la pregunta tendría que ser si deberíamos exterminar completamente a esos alauitas, incluyendo a los niños".

“La gente se acostumbra a la guerra. En el último combate los niños salían a jugar. ¿Se imagina a un niño de siete años esquivando las balas solo para jugar un videojuego?”, pregunta Mohammad Darwish, el dueño de un cibercafé en Bab al Tabbaneh, un vecindario de esta ciudad en el norte de Líbano.

Yihadistas del grupo Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIL) mataron a un hombre de 102 años y a miembros de su familia, de confesión alauí, en la provincia siria de Hama. El ataque se produjo el pasado jueves en la población de Zanuba, en Hama, donde los extremistas irrumpieron y atacaron a sus habitantes. En sus feudos del norte de Siria, el ISIL aplica la 'sharía' o ley islámica, y ha impuesto restricciones a los cristianos a cambio de "protección".

La categorización de «Quinta columna» describe a un grupo minoritario desleal con la sociedad a la que pertenece y que es funcional a los objetivos e intereses del enemigo. En Siria, ese papel desde hace nueve siglos lo viene cumpliendo la secta de los alauitas fundada por Ibn Nusayr en el siglo IX.

Doce personas han muerto y unas 50 han resultado heridas durante los enfrentamientos entre partidarios y detractores del régimen del presidente sirio Bashar al Assad en la ciudad libanesa de Trípoli (norte), según ha informado la agencia de noticias oficial libanesa, NNA. Los combates entre milicias del barrio de Bab al Tabané, considerado un bastión suní contrario a Al Assad, y los del barrio alauí de Jabal Mohsen, en su mayoría partidarios del presidente sirio, han continuado durante todo el día y hasta bien entrada la noche.

Al menos diez personas han muerto y otras 31 han resultado heridas en las últimas horas tras la reanudación de los enfrentamientos en la ciudad de Trípoli, en el norte del Líbano, informaron hoy a Efe fuentes policiales. Los choques, que comenzaron anoche y continúan de forma intermitente, se registran entre los vecinos de los barrios de Bab el Tabaneh, de mayoría suní, y los de Yabal Mohsen, de predominio alauita (chií).

Los miembros de la minoría alauita de Siria huyen de sus hogares para esconderse, temerosos de que los rebeldes más vengativos empiecen a perseguirlos a medida que más zonas del país van quedando bajo el control de los combatientes que tratan de derrocar al presidente Bashar al-Assad. Tienen miedo por la experiencia de Egipto, donde derrocar a Mubarak desencadenó persecuciones de cristianos y el ascenso de los partidos islámicos. Peor destino aguardaba a los leales al gobierno de Libia, donde las milicias armadas castigaron con brutalidad.