He invitado a las musas a tomar una taza de café. Al centro de la mesa está mi laptop abierta. Les he dicho que voy a escribir sobre lo mucho que han influido en mi vida. Hablan todas a la vez, se quitan la palabra de la boca –es una imagen jocosa y perturbadora–. Se expresan con pasión sobre sus quehaceres. Las miro y escucho atenta. No siempre las tengo a todas reunidas, a veces estoy sola con Euterpe y entonces mis sueños, mis proyectos, mis profesión y mis hobbies, tienen a la música como protagonista.