(..) Ajeno al peligro, el caniche siguió trotando en dirección a la ría, «no le dio tiempo a frenar antes de llegar a las barandillas y cayó al agua», justo enfrente de la popular Barrencalle. Casi sin pensarlo, Esteban se quitó la chaqueta, el jersey y las zapatillas y se lanzó a por el cachorro en apuros. «Era la primera vez que (el perro) se zambullía en el agua, no sabía nadar». El joven empezó a bracear y logró darle alcance. «Le cogí y le saqué a flote, pero era yo o el perro, no podía nadar bien y tuve que soltarle." (..)