En ocasiones, la lluvia nos puede entregar grandes carreras cuando estamos viendo la Fórmula 1. Todos nos podemos acordar de Alemania 2007, Interlagos 2008 o este mismo año Canadá. Pero a lo largo de la historia también hemos tenido grandes carreras bajo el líquido elemento como Austria 1978, la mítica Mónaco 1984 o Francia 1992. Normalmente estas carreras se componen de emoción, adelantamientos, intriga y algunos incidentes que otorgan a estas interesantes carreras una duración fuera de lo normal.