(C&P) Situada cerca de la frontera de Arizona, la casa de Jesee Hendrix queda en mitad de la ruta migratoria de los colibríes que viajan desde México hacia las tierras del norte. Desde hace algunos años, muchos de los animales que realizan este viaje tienen una parada obligada en alguno de los 150 comederos que Hendrix ha colocado en el porche de su casa. En los días más intensos de la migración, sus comederos son visitados por unos 9.000 colibríes, lo que le obliga a rellenarlos con más de 50 litros de néctar artificial cada día.