Hace 200 años, unas ratas saltaron de un barco para dirigirse a una deshabitada isla al sudoeste de Alaska. Hoy, los trinos de las aves se han dejado de escuchar. La expansión de ratas ha terminado con varias especies nativas, destruyendo -en el caso de las aves- sus huevos. Autoridades estatales están pensando seriamente el "tomar por asalto" la aún inhabitada isla, esparciendo veneno desde helicópteros. De tener éxito, la aves volverán a cantar en ésta lugar.