Unos investigadores estadounidenses han logrado explicar algo que se había constatado desde hace unos 80 años, es decir, que un descenso del nivel del pH en el cerebro o, lo que es lo mismo, un aumento de la acidez de los tejidos cerebrales, logra detener las crisis epilépticas. Según John Wemmie, responsable de la investigación "Una de las cosas más excitantes en nuestro estudio es que pone de relieve los importantes efectos antiepilépticos del ácido sobre el cerebro, lo que se sabía desde hace casi 100 años pero no lo comprendíamos."