Sinónimo de velocidad y fuerza descomunal, el brasileño Givanildo Vieira de Sousa, "Hulk", es un diamante en bruto que llegó esta temporada a Portugal de puntillas y sólo explotó en su club, el Oporto, cuando aprendió a jugar en equipo. Su irrupción ha convulsionado el mundo del fútbol luso, que no veía un extremo tan desequilibrante desde la época de Paulo Futre, y ha creado un problema unánime en las defensas contrarias: cómo detener su regate imparable y su potencia extraordinaria.