El euro ha producido altas tasas de desempleo, ira entre las masas y represión en Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, e inminentemente en Chipre y Eslovenia. Gran Bretaña, a pesar de permanecer fuera de la eurozona, depende de ésta para el comercio exterior y se está deslizando hacia la misma crisis, con gran ayuda de las políticas de austeridad del Primer Ministro Cameron. Alemania, con los miembros del norte de la Eurozona que son tradicionalmente dependientes de los teutones, ha impuesto su propia política monetaria conservadora