A Kelly le ha dado duro la vida. Estigmatizada por el apellido Anglès desde que su hermano fue señalado por los medios de comunicación como el coautor de los terribles asesinatos de las niñas de Alcásser, supo ponerle una sonrisa a la vida y seguir adelante junto a su familia. Ella no tuvo la culpa de los crímenes que se le imputaron a su hermano, ni tampoco su madre, Neusa Martins, quien estuvo a punto de perder la vida a manos de Antonio Anglès mientras dormía.