En el transcurso de la pelea, las dos principales acusadas se intercambiaron puñetazos y tirones de pelo, hasta que terminaron cayendo al suelo, donde una aprovechó para morder la oreja derecha de la otra. Como consecuencia de la agresión, la víctima, de 30 años, sufrió erosiones, lesiones, hematomas, traumatismos, crisis de ansiedad y tuvo que ser intervenida para que le reconstruyeran el pabellón auricular derecho, que le ha quedado deformado originando un perjuicio estético que la Fiscalía considera de grado medio.