Hace demasiado daño observar una sociedad suplicar arrodillada, desarmada, desesperada, indefensa (...) ¡claro que duele!.. Imágenes repetidas que se dan siempre con más frecuencia en nuestra retina, los cuerpos señalados, golpeados, desde/por la intimidación y cargas pro-disturbios; duele escuchar, ver en primera persona a los agresores excudándose en la 'obediencia' mientras 'eligen' sus víctimas, la contundencia o el número de golpes. Como la soledad, impotencia, rabia, dolor y miedo calan profundamente ahuyentando 'obligadas' la solidaridad