Estados Unidos es, en 2024, un país mucho más desigual que cualquier otra democracia avanzada (con la posible excepción del Reino Unido) y mucho más estratificado socialmente. La distancia entre ricos y pobres es colosal, la movilidad social escasa, y todas esas barreras informales que solemos identificar con sociedades divididas (universidades de élite, rentas monopolísticas, oligarquía, un sistema político osificado) son omnipresentes.