Demolition Man (Marco Brambilla, 1993) nos legó dos chascarrillos importantes para la cultura nerd de la ciencia-ficción de baratillo: las multas instantáneas por violación del estatuto de moralidad verbal y las tres conchas. Y estamos de suerte porque años antes de llegar a ese futuro utópicodistópico Alex Bate ha diseñado una versión de la máquina de multas por violación del estatuto de moralidad verbal que funciona con una pequeña impresora térmica, una Raspberry Pi y un micrófono.
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