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Los préstamos bibliotecarios más largos de la historia

Dice un refrán popular que «quien presta dinero a un amigo pierde el dinero y pierde el amigo». Sin embargo, los lectores empedernidos sabemos que este mismo dicho puede aplicarse también a los libros. Para curarse en salud muchas bibliotecas suelen incluir en un lugar bien visible aquella advertencia cuya versión más conocida es la salmantina: «Hay excomunión reservada a su Santidad contra cualesquiera personas que quitaren, distrajeren, o de otro cualquier modo enajenaren algún libro, pergamino o papel de esta biblioteca».

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