Tres polluelos de ganso ártico han nacido en lo alto de un pináculo de más de cien metros de altura y aún no saben volar. Anidar en zonas altas es la única forma de evitar a los depredadores. Pero la primavera ha llegado antes de tiempo este año y los padres han de migrar, están exhaustos y hambrientos. Las zonas de hierba verde están a más de un kilómetro de distancia y los padres no pueden recorrer esa distancia varias veces al día. Solo hay una solución: saltar aunque no sepas volar.
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